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domingo, 26 de julio de 2009

HONDURAS: OJALÁ QUE NO SE HUNDA

Por: Iliana Curra

Realmente la situación de Honduras se torna difícil. Vemos como la Unión Europea y otras naciones bloquean económicamente al pueblo hondureño. Son los mismos que se rasgan las vestiduras para chillar bien alto contra el embargo norteamericano a Cuba, algo que tiene sus raíces en el robo de las propiedades norteamericanas en la isla al principio de esa cosa que todavía insisten en llamar revolución.

Todas las posiciones adoptadas por estos países en América Latina, como en Europa, referente al tema hondureño, sinceramente dan vergüenza ajena. Hablan de dictadura militar, pero son los mismos que llaman "presidente" al vejete pestilente de La Habana, ese que dice escribir reflexiones, pero anda más muerto que vivo e impuso en el poder a su hermano como si fuera una herencia política, sin elecciones, sin consultas al pueblo, y sin que nadie lo desee. Pero ahí está, con la anuencia de todos esos mismos que apenas duermen desde que sacaron a Zelaya en piyamas y con su tarjeta de crédito en la mano para Costa Rica.

Qué decir de José Miguel Insulza, quien reconoció recientemente, una vez más, que admira a Fidel Castro. Sí, admira al dictador de Cuba, a ese que llevó casi medio siglo disfrazado de guerrillero que, cuando visitó a Chile, se quedó un mes allí suministrando instrucciones, dando órdenes para imponer un socialismo radical  a partir de la Unidad Popular que ya tenía el poder en ese momento en manos de Salvador Allende. Imagino a Insulza, quien era miembro de ese partido socialista, llorar de emoción al ver al militarote de Castro imponerse dentro de su propio país, y es el mismo ahora que llama al presidente actual de Honduras, un dictador.

Estados Unidos ha tomado una posición realmente triste, era de esperarse de un presidente que aguarda reconciliaciones con dictaduras y naciones realmente peligrosas. Que cree en soluciones a partir de diálogos y participaciones conjuntas, aún con el peor de sus enemigos. También patética ha sido su Secretaria de Estado, Hillary Clinton que, obviamente representa esta administración.

¿Qué puede esperar el pequeño país hondureño de todos estos zarrapastrosos de América Latina? Esos mismos que se impusieron con trampas, mentiras y engaños en el poder. ¿Con qué moral puede hablar el pedófilo de Daniel Ortega, "piñatero" reconocido que se robó los bienes de Nicaragua? ¿Con qué moral habla de golpe de estado el gorila de Hugo Chávez que en 1992 dejó una estela de muertos en Venezuela? ¿Dónde debería meter la cabeza el presidente Colom, acusado por el pueblo, de asesinato? ¿Y qué decir de Correa? El mismo que habla de venganzas, siendo más que un mafioso en Ecuador. ¡Oh! ¿Y Bachelett, el marxista de Lula Da Silva, la Montonera argentina, Cristina Fernández, el semental de Uruguay y falso Obispo, Fernando Lugo? Que de verdad que América Latina da asco después de haberse cumplido el sueño del viejo insepulto de La Habana. Ahora el ALBA, que no es más que la continuidad del Foro de Sao Paulo, cumple su cometido y América Latina ha caído en un profundo abismo, hundiendo con ella a sus pueblos, esos mismos que creen en la fanfarria socialista del siglo XXI. ¡Pobrecitos!

¡Miren a Cuba! Miren a su pueblo sometido, a miles de prisioneros políticos, miles de mujeres que sufrieron golpizas, celdas de castigo, que fueron vejadas y que hoy sufren de cáncer y otras enfermedades que no son más que el resultado de esos maltratos. Miren a esos opositores que son pateados, a la falta de libertad de expresión, de asociación y de todo tipo. Un pueblo hambreado donde sus niños son adoctrinados con una asquerosa pañoleta y una consigna de querer ser como el Ché, un asesino en serie.

Es por eso que Honduras no puede caer. Hay que levantar su bandera para que los pueblos de América Latina reaccionen ante los atropellos de aquellos que llegan al poder y quieren perpetuarse. El corrupto de Manuel Zelaya no puede regresar a su poderío para arrancar cabezas a la oposición y a esa gran parte del pueblo que no lo quiere. Y si regresa, que sea a la cárcel.

Honduras, ojala que no se hunda, pues si eso sucede, nos hundiremos todos.



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