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miércoles, 20 de octubre de 2010

De lo sublime a lo ridículo


“UNA HISTORIA PERSONAL”

Desde hace varios meses la cuenta de la electricidad de mi casa tiene cifras demasiado altas, muy por encima de mi consumo promedio.

El mes pasado le pedí al cobrador que viera eso y me dijo que tenía que solicitar un inspector, pues él no era quien tomaba las cifras del reloj.

Por casualidad un inspector estuvo en el apartamento (2) al lado de mi casa y me dirigí a él, me aseguró que a la semana siguiente se pondría en contacto conmigo para ver que estaba pasando con el reloj, pero no acudió a la cita prometida.

En vistas de que no se había podido solucionar el problema, le pedí a una comunicadora comunitaria que vive frente a las oficinas de la Empresa Eléctrica en el municipio 10 de Octubre, que fuera a solicitarme la presencia del inspector. A mí me queda bastante lejos de la casa.

Cuando la comunicadora llegó a las oficinas, sita en calle Enamorados esquina a Rabí, Santos Suárez, municipio 10 de Octubre, un funcionario nombrado Nivaldo, buscó en la computadora mi nombre para dejar plasmada la solicitud. Después que abrió la página dijo. Uhmmmmm!..., ella preguntó qué pasaba, y él contestó que era verdad que el consumo había aumentado, pero que yo estaba marcada como “contrarrevolucionaria” y que ningún inspector podía ir solo a mi casa, que había que llamar a la Seguridad del Estado para que lo acompañara, por lo tanto, yo debía ir personalmente a hacer la solicitud de la inspección.

Esto es casi una historia para no creer, pero tiene como moraleja que algunos de los disidentes en el país, estamos controlados de forma eléctrica.

Martha Beatriz Roque Cabello.

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