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jueves, 25 de noviembre de 2010

Cambiar la consigna


Por: Martha Beatriz Roque Cabello.

Algunos políticos cuando llegan al poder, se olvidan de la plataforma que los hizo acceder a los diferentes niveles de gobierno y comienzan a actuar lejos de lo que habían planteado. Ese es el caso de Fidel Castro. Durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, el 16 de octubre de 1953, pronunció un alegato que se conoció con el nombre de “La Historia me Absolverá”. En los primeros años de la “Revolución”, este documento fue distribuido y estudiado en centros de trabajo, unidades militares, escuelas, universidades, etc., pero a medida que pasaron los años y se pudo constatar el incumplimiento de lo que en él se plantea, fue retirado de la circulación. Hoy a penas se hace alusión al mismo y sólo se toman frases muy rebuscadas, ya que en estos momentos se pudiera aceptar parte de él como temas de demanda de la oposición.

Si se analizan algunos fragmentos puede reafirmarse esta teoría. Por ejemplo:

“Cuba podría albergar espléndidamente una población tres veces mayor; no hay razón, pues, para que exista miseria entre sus actuales habitantes. Los mercados debieran estar abarrotados de productos; las despensas de las casas debieran estar llenas; todos los brazos podrían estar produciendo laboriosamente. No, eso no es inconcebible. Lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar. Lo inconcebible es que haya niños que mueran sin asistencia médica. Lo inconcebible es que el treinta por ciento de nuestros campesinos no sepan firmar, y el noventa y nueve por ciento no sepa de historia de Cuba. Lo inconcebible es que la mayoría de las familias de nuestros campos estén viviendo en peores condiciones que los indios que encontró Colón al descubrir la tierra más hermosa que ojos humanos vieron”.

La población en estos momentos no es mayor, porque ya hace muchos años, las mujeres no quieren parir. ¿Qué las detiene? Las carencias materiales y la falta de fe en el futuro.

En la medida en que se adentre en el país y vaya caminando más hacia el oriente, crece la miseria, aumentan las carencias, y en las casas ya no hay despensas, incluso, muchos no conocen ni el significado de esta palabra.

No hay brazos produciendo, porque la gente no quiere trabajar, no están estimuladas a ello, ya que el Estado opresor pone condiciones muy desfavorables a los que se vinculan directamente con el campo. Los hombres se acuestan con hambre, porque más del 50% de las tierras cultivables están sin sembrar.

La asistencia médica ha caído a niveles muy bajos, cuando en un momento fue uno de los pilares en los que se apoyaba el gobierno. Al igual que la educación, que no ha podido sostener sus niveles y no sólo dejan de conocer historia de Cuba los campesinos, también los jóvenes, los universitarios y los actuales estudiantes tienen un gran vacío y se puede constatar la pérdida de la memoria histórica del pueblo en general.

Pero, a las líneas finales se puede agregar: “lo inconcebible es que la mayoría de las familias de todo el país, estén viviendo en peores condiciones que los indios que encontró Colón al descubrir la tierra más hermosa que ojos humanos vieron.” Quiere decir que la situación se ha tornado más difícil que cuando se pronunció este testimonio.

Este es uno de los problemas más acuciantes que tiene la sociedad cubana en estos momentos, y ni siquiera piensan que tenga solución con los planteamientos hechos por el régimen. Sin embargo, cuando algún cubano levanta una vivienda, de cualquier cosa, e incluso un grupo se decide establecerse en algún lugar haciendo esfuerzos incalculables para tener un techo con cuatro paredes, el gobierno, que no es capaz de resolver los problemas de vivienda, los “extrae”, palabra que utilizan para sustituir el desalojo. Son capaces de llegar al extremo de pasar buldócer sobre lo poco que se había podido construir.

No obstante, con una situación tan embarazosa como esta, que afecta incluso demográficamente al país, se puede recordar un párrafo de La Historia me Absolverá, en el que Fidel Castro dijo:

“Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda… …demoliendo las infernales cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas y financiando la construcción de viviendas en toda la Isla en escala nunca vista, bajo el criterio de que si lo ideal en el campo es que cada familia posea su propia parcela, lo ideal en la ciudad es que cada familia viva en su propia casa o apartamento. Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa. Pero si seguimos esperando por los milagros del becerro de oro, pasarán mil años y el problema estará igual.”

Ciertamente, no han pasado mil años, solo cincuenta y uno, pero el problema no está igual, por el contrario, está peor. El pueblo cubano además de la suspensión de sus libertades, ha visto incumplido el programa del Moncada. ¿Para qué se derramó tanta sangre, si al final este país se encuentra en una situación mucho más desfavorable que la descrita por Fidel Castro en su defensa?

A estas alturas la consigna básica del gobierno debe ser cambiada por: “Libertad para la Patria sin muerte”.

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