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jueves, 27 de enero de 2011

Como Pecos Bill


Por: Martha Beatriz Roque Cabello.
La infraestructura que debe servir de apoyo a la vida diaria del pueblo cubano, está en fase terminal. Cada día aparece una nueva “desgracia” para la sociedad, en cualquier lugar del país. Claro, hay algunos sitios en los que se hace más evidente, en particular en los términos cabeceras y en la capital.
Después de las protestas que se originaron en el barrio de Punta Brava, en el habanero municipio de La Lisa, las cuales no pudieron ocultarse, tanto la prensa como la televisión nacional se hicieron eco de lo grave de la situación.
Se anunció -oficialmente – que el 70% del agua que se bombea desde las diferentes fuentes en la capital, se pierde antes de llegar al consumidor. En particular en esta urbe hay un millón de personas que están siendo afectadas con la entrega habitual de agua, también más de 100 mil solo la reciben a través del método de camiones cisterna.
Siempre existe la justificación de la sequía, o la lluvia por debajo de los promedios históricos, durante varios años seguidos, pero de forma inusual ha aparecido la ineficiencia de un acueducto deteriorado por el paso del tiempo. Lo que no se dice por ningún lugar es que el Estado “todopoderoso” no realizó en todos estos años ninguna inversión importante y seria para hacer que esto no llegara hasta los límites extremos en que se encuentra hoy.
Mientras en el pasado se practicó el internacionalismo con otros países, regalando centrales, aeropuertos, hospitales y otros tipos de inversiones, y aún en la actualidad se dona cemento a las víctimas de las lluvias en Venezuela, los cubanos han padecido de esta falta de agua y de otros males por muchos años. Se puede decir que el gobierno que detenta el poder es “candil de la calle y obscuridad de la casa”.
Pero la culpa, como siempre, cae en los niveles intermedios de gobierno y en el pueblo. Los de arriba, la alta dirección del país, no es responsable de nada. Las soluciones están en manos de los que sufren el problema, por eso se dice que si no se elimina el despilfarro en viviendas y centros laborales, caerá en pozo ciego la inversión millonaria destinada a erradicar el mal estado de las redes y conductoras. Para reafirmar este planteamiento se relacionan algunas obras de pequeñas proporciones que han sido ejecutadas para mitigar los efectos de la sequía en la capital.
Ningún ciudadano promedio tiene acceso a cualquier tipo de reparación en su vivienda por lo alto de los costos. Una pila de agua (que es lo que se coloca en la boca de las tuberías para regular el paso del líquido) cuesta 10 cuc en divisas, y entre 200 y 250 pesos en moneda nacional, la más barata. Las tuberías reventadas o las tupiciones que se ocasionan, requieren en la generalidad de los hogares del servicio de plomeros (un oficio casi olvidado) los que cobran bastante caro su mano de obra. También habría que comprar los herrajes, el cemento y cualquier otro elemento a reemplazar, sin lugar a dudas en la bolsa negra.
Sin embargo, el tránsito por una gran parte de las calles de la ciudad se ve obstruido por hoyos en el pavimento producidos por tuberías reventadas, algunas por el uso, otras por reparaciones de alguna entidad estatal que abre el hueco y puede dañar cualquier servicio soterrado, para luego dejarlo así cuando termina de resolver lo concerniente a su especialidad. Son años de negligencia que no pueden solucionarse en días.
La Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, desde su blog, durante veinte meses, ha estado exponiendo las versiones de ciudadanos que se sienten incómodos por la falta de atención de los Delegados del Poder Popular de sus respectivas zonas de residencia, con respecto al mantenimiento de las redes conductoras de agua, los alcantarillados y los molestos salideros en las calles y en algunos edificios que caen en terreno de nadie.
El país está en una situación límite en que todo comienza a colapsar, hasta que en un momento se aprecie toda la destrucción que se ha generado en estos años y la ruina total de los sistemas estructurales. Ni el propio gobierno tiene idea cuando se puede producir la paralización de una gran parte de las actividades en la isla, pero muchos están seguros de que se aproxima un futuro cercano catastrófico en ese sentido. El año 2011 ha empezado con malos augurios.
Hasta el mes de mayo no se avecina la época de lluvia, y aunque parezca irónico se puede decir, como una realidad objetiva, que de no tener solución inmediata la crítica situación existente, desde oriente hasta occidente todos quedarán en solo unos meses, igual que el vaquero de Texas, Pecos Bill: pidiendo agua.

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