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martes, 4 de enero de 2011

Fundaremos un pueblo nuevo

Mensaje de Oswaldo Payá



Fundaremos un pueblo nuevo, con todos los cubanos sin exclusiones, conservando lo bueno, lo humano que los propios cubanos hemos construido en estas décadas y que la historia de Cuba nos ha legado, es la hora del cambio, y cambios significan libertad, derechos, reconciliación y democracia.
Tenemos derecho a los derechos porque somos seres humanos.
Basta ya de enfrentar a Cuba contra Cuba y a cubano contra cubano, no nos clasifiquen más como revolucionarios o gusanos, porque todos somos humanos, todos somos cubanos, piensen como piensen, vivan dentro o fuera de Cuba.
El Gobierno justifica el desplazamiento de cientos de miles de trabajadores diciendo que no son idóneos en el trabajo ¿y los gobernantes? ¿han sido idóneos? Estos ahora explican que no sabían construir el socialismo, pero sin embargo, decidieron por el pueblo durante medio siglo. El Congreso del Partido Comunista y sus lineamientos no pueden ser la solución del problema, porque el problema es precisamente el régimen socialista o comunista que han impuesto al pueblo cubano. Ahora imponen lo peor del capitalismo salvaje combinado con el totalitarismo
llamado socialista: explotación, desempleo, precios abusivos, pobreza de la mayoría con privilegios para los poderosos, ausencia de derechos y de libertad, ausencias de sindicatos y de un parlamento que defiendan los derechos de los trabajadores y que encarnen la voluntad del pueblo soberano. Esa fórmula a la que se somete Cuba es el comunismo salvaje.
Basta ya de crucificar al pueblo cubano entre dos ladrones: capitalismo y
socialismo.
Los cubanos debemos descubrir que sí tenemos la capacidad espiritual para liberarnos. Sin odio de clases ni odio de ninguna clase.
Esta propuesta de un camino de cambios, de una hoja de ruta está contenida en esencia, en casi todas las plataformas y programas de la disidencia.
Los cambios más importantes ya se dan en el corazón de los cubanos que debemos fomentar un ambiente de libertad plena, de respeto entre todos, de diálogo, de comprensión y perdón caminando en la reconciliación. Es justo y urgente que se liberen a todos los prisioneros políticos.
Es obligación del gobierno facilitar el recorrido por este camino de cambios, pero es el pueblo quien debe reclamarlo y comenzar a transitarlo para lograr los cambios en las leyes para que se respeten la libertad de expresión y el acceso de todos a los medios de difusión, la creación legal de organizaciones cívicas sociales y de partidos políticos, una nueva ley electoral que garantice la realización de elecciones verdaderamente libre y democrática.
Elecciones libres, SÍ, ¿por qué no? Elecciones libres es la meta que el pueblo debe lograr este año, para que el pueblo soberano, ejerciendo sus derechos y en espíritu de fraternidad pueda elegir su parlamento y rehacer su Constitución y su proyecto nacional, según su voluntad soberana. Esta es la hoja de ruta. Así tendremos a Cuba en armonía y en paz y fundaremos un pueblo nuevo, un pueblo libre que viva en la fraternidad.
Oswaldo José Payá Sardiñas. Movimiento Cristiano Liberación.

FUNDAREMOS UN PUEBLO NUEVO (DOCUMENTO completo)

El pueblo de Cuba amanece al año 2011 recibiendo sentencias y debemos responder proclamando la esperanza. Fundaremos un pueblo nuevo; con los mismos cubanos, con todos los cubanos, con los corazones sanados y limpios de odios, miedos y desesperanza.
Fundaremos un pueblo nuevo llevando todo lo bueno que nos lega nuestra historia y con todo lo que en estas décadas han logrado los cubanos con amor. Hagamos crecer y mejoremos lo bueno y humano que se ha construido, pero abramos nuevos horizontes y realicemos los cambios, ahora. Cambios significa derechos, libertad, reconciliación y democracia.
El pueblo de Cuba tiene el derecho soberano, pero también la experiencia, la sabiduría y la capacidad suficiente para mantener todo lo positivo
que hay en nuestra sociedad, superar lo negativo y abrir lo nuevo. Las leyes deben cambiar para que garanticen el respeto a los derechos de todos, sin exclusiones, pues solo así se puede lograr la participación ciudadana, libre y responsable en el proceso de cambios. Con los derechos se logra la confianza y se evita el desorden.
Injusta es la medida de desplazar a cientos de miles de trabajadores y justificarlo con el argumento de que muchos trabajadores no son idóneos en el trabajo ¿y los gobernantes? ¿han sido idóneos? Estos ahora explican que no sabían construir el socialismo, pero sin embargo decidieron por el pueblo durante medio siglo. Hablan de la vida de tres generaciones de cubanos como si fuéramos un objeto de experimentación. La expulsión masiva castiga a los trabajadores que son las víctimas del fracaso y no los responsables. Pero mientras los propios trabajadores y muchos otros ciudadanos levanten sus manos para aprobar aquello que les oprime,
seguiremos viviendo sin derechos. Como parte del pueblo que somos, llamamos, con mucho amor, la atención en lo siguiente: Los niños se confunden y el mundo también se confunde y se asombra mirando como muchos cubanos simulan conformidad y hasta complacencia cuando se sabe que viven con una insatisfacción permanente.
Si queremos una vida digna para nosotros y nuestros hijos, los cubanos debemos descubrir que sí tenemos la capacidad espiritual para liberarnos y superar la cultura de la mentira y del miedo.
Desde el poder totalitario imponen lo peor del capitalismo salvaje; precios abusivos para productos de primera necesidad, salarios que no alcanzan para el sostén de la familia y explotación del trabajador, desempleo masivo, reglas feroces de mercado, muchedumbre de pobres sin voz. También se impone el socialismo real que es ausencia de libertad y de derechos ciudadanos, represión, corrupción institucionalizada, control, negaciones y restricciones en todos los aspectos de la vida, falta de sindicatos que defiendan a los trabajadores y de un parlamento que
verdaderamente encarne la voluntad del pueblo soberano y privilegios para los poderosos. Ese conjunto que hoy sufre Cuba es el comunismo salvaje.
Este orden o sistema ha fracasado y ha costado muchos sufrimientos, divisiones, separaciones y pobreza para los cubanos. Insistir en imponer este sistema, llámenlo como lo llamen, es seguir crucificando al pueblo entre dos ladrones, socialismo y capitalismo.
No decimos esto con odio de clases, ni con odio de ninguna clase, porque como dice el apóstol de nuestra independencia, José Martí, en su visionaria denuncia del odio de clases: “espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”. El Congreso del Partido Comunista y sus lineamientos no son la solución. El supuesto mejoramiento del sistema totalitario, llámese comunista o socialista, no puede ser la solución del problema, porque el problema de Cuba es precisamente ese régimen
totalitario.
Un verdadero congreso de todo el pueblo no es el del Partido Comunista, sino realizar elecciones libres y democráticas y el diálogo nacional entre todos los cubanos. Con todos, sin clasificarlos más como revolucionarios o no revolucionarios, como comunistas o de otra ideología, como creyentes o no creyentes, como los de dentro y los de fuera. Que nadie enfrente más a
Cuba contra Cuba y a cubano contra cubano, convirtiendo a unos en
vigilantes, perseguidores y represores de los otros. Basta ya.
En los corazones de los hijos de este pueblo de todas las edades y de todas las experiencias y posiciones políticas, vivan dentro o fuera de Cuba, vibra el deseo sincero de reencuentro entre hermanos, de reconciliación y de liberación del odio, del miedo, de la mentira y de todo lo que nos oprime y divide. Seguir negando los cambios es cerrar a los jóvenes las puertas del futuro, es aumentar el daño humano dejando sin derechos e indefensos a los cubanos, y así una vez más, el pueblo queda
marginado mientras unos pocos lo deciden todo en el país y otros esperan para repartírselo.
El futuro puede y debe ser diferente, nuestra amada Patria no es una finca privada ni un pastel para repartirse entre poderosos. En esta tierra hermosa que Dios nos dio por hogar debemos vivir todos los cubanos dignamente.
Las elecciones libres no son el primero ni el único paso del cambio, pero son impostergables porque serán el hecho culminante que devuelva la soberanía al pueblo. Lograremos las elecciones libres en este año y cada cubano dirá: “mi candidato es el cambio, y mi voto, por la libertad”.
Los cambios en los corazones y las mentes, son la fuente de esos cambios en el ambiente social. En muchas de las plataformas de las agrupaciones de la disidencia u oposición prodemocracia, en sus bloques de unidad y en instrumentos emitidos en colectivos como son Unidad por la Libertad y Unidos en la Esperanza y otros, se incluyen como esenciales la metas de este camino de cambios que proponemos. También son la esencia del Proyecto Varela, del Proyecto Heredia y la aplicación del Foro Todos Cubanos que convocamos hace un año, y que ya está en marcha. No es una simple
coincidencia, sino que la disidencia ha sido durante décadas la vanguardia en la defensa de los derechos humanos y de los cambios pacíficos hacia la democracia (www.contodosloscubanos.com).
Este camino de cambios, hoja de ruta, será seguramente enriquecido y mejorado con la participación ciudadana. Llamamos a los gobernantes a que faciliten el recorrido de este camino de cambios.
Los pasos en este camino, en esta hoja de ruta, son metas que el propio pueblo debe lograr. Solo se logrará fundar esta nueva etapa, este pueblo nuevo, si los propios cubanos demandan cívicamente el respeto a sus derechos y se disponen a recorrer pacíficamente este camino de cambios.

Pasos en el Camino de Cambios (Hoja de Ruta) y metas a lograr:

Un ambiente de libertad plena, de respeto entre cubanos y a la dignidad de cada uno y de comprensión y perdón que permita caminar en la reconciliación y la solidaridad, realizar el diálogo respetuoso y la participación de todos los cubanos en el proceso de cambios, sin exclusiones. Reconociéndonos y tratándonos como hermanos que ahora tenemos que realizar los cambios entre todos y por el bien de todos. Ese es el pueblo nuevo que debemos fundar.
Liberación de los prisioneros del grupo de los 75 aún encarcelados y de todos los prisioneros políticos y cese de la vigilancia, represión, detenciones, acoso, castigos, exclusiones contra los ciudadanos y agrupaciones por ejercer y defender los derechos humanos y promover o proponer cambios.
Cambios en las leyes para que garanticen, inequívocamente, la libertad de expresión y asociación y la implementación de vías para que todos los ciudadanos, instituciones y agrupaciones tengan acceso a los medios de difusión y a internet, y se puedan formar legalmente organizaciones sociales, políticas y de otra índole con respeto a la dignidad humana, la independencia nacional, al pluralismo de ideas y a la diversidad presente en nuestra sociedad.
Que en la ley y en la práctica se garantice el derecho de los cubanos a entrar libremente a Cuba y a salir libremente sin pedir permisos y sin confiscación de sus bienes, y el derecho a residir en cualquier provincia para todos los cubanos y a moverse libremente dentro de Cuba.
Una apertura económica inicial con el reconocimiento legal del derecho de los cubanos a tener sus empresas propias y de todos los derechos de los trabajadores.
Nueva ley electoral que garantice el derecho de todos los cubanos a ser nominados y elegidos, sin privilegios ni exclusiones y en igualdad de oportunidades.
Nuevas elecciones generales, libres y democráticas para elegir al parlamento y redactar y promulgar una nueva Constitución o transformar la actual según lo decida el pueblo soberanamente.
Para realizar cambios profundos en el orden económico e institucional, primero deben garantizarse los mencionados derechos a todos los cubanos, porque tienen derecho a los derechos y para que puedan opinar, participar y decidir, pues en esta misión ninguna élite, ni el gobierno, ni un partido pueden suplantar al pueblo soberano. Sí, hay un camino y es posible recorrerlo, ahora. Así tendremos a Cuba en armonía y en paz, y fundaremos un pueblo nuevo, un pueblo libre que viva en la fraternidad.

Movimiento Cristiano Liberación

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