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martes, 17 de mayo de 2011

Apóstol de la hispanidad


Por Aimée Cabrera.
Un nuevo aniversario de la caída de José Julián Martí Pérez se cumple este 19 de mayo. Toda su vasta obra y el bregar de su corta pero intensa vida, han sido más que descritos y recogidos en infinidad de volúmenes.
Sin embargo, siempre encontramos algo nuevo o que despierta nuestra curiosidad, todo sobre este hombre insigne vale la pena recordarlo. El patriota considerado Apóstol de Cuba y Héroe Nacional, va más allá de la Isla que lo vio nacer, para ser también venerado por latinoamericanos e hispanos.
Releyendo el suplemento editado por El Mundo el 28 de enero de 1953, en ocasión del centenario de Martí, se observan opiniones de personalidades que le conocieron o que alabaron su obra.
…“José Martí, ese gigantesco fenómeno de la lengua hispánica, raíz segura de la prosa de Rubén Darío y, desde luego, el primer “creador” de rosa que ha tenido el mundo hispánico…” (Guillermo Díaz Plaja)
“…El espíritu de Martí no es de época, ni de escuela, su temperamento es romántico, lleno de fe en los ideales humanos del Siglo XIX… su arte arraiga de modo muy suyo en lo mejor del espíritu español, lo clásico y lo popular, y en su amplia cultura moderna donde entra por mucho lo inglés y lo norteamericano, su modernidad apuntaba más lejos que la de los modernistas…” (Federico de Onís)
“…Quijote cubano, comprendía lo espiritual eterno, y lo ideal español. Hay que escribir cubanos, el “Cantar” o el “Romancero de José Martí”, héroe más que ninguno de la vida y de la muerte…” (Juan Ramón Jiménez)
“…Martí, que se había formado en su patria y en España – en Madrid y en Zaragoza-, se revela aquí (México) primero, como prosista. Desde entonces influye profundamente en los escritores hispanoamericanos de su generación, y sobre todo, en los mexicanos…” (Francisco Monterde)
“…el estilo de Martí quería ser y era moderno, “actual”, como el de los escritores modernos de los países activos y fecundos en que el idioma evoluciona como todo: expresión de la vida múltiple y complicada de la época…” (Pedro Henríquez Ureña)
El hombre de vasto pensamiento, vigente hoy en día, quien hechizaba a quienes tuvieron la bendición de escuchar su oratoria, fue además de político y escritor, el maestro que aún da lecciones de amor, unidad e independencia con su legado, ejemplo de consecuencia, por su alto significado no solo para Latinoamérica, sino para el mundo hispano actual.

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