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martes, 10 de mayo de 2011

Otro disidente muerto


Por: Martha Beatriz Roque Cabello.
Juan Wilfredo Soto García, era conocido entre los opositores como “El Estudiante”. De 46 años de edad, vecino de calle Salustiano Pedraza Edificio 5, Apto.7, entre Rodrigo y Estrada Palma, Reparto América Latina, Santa Clara, Villa Clara. Deja al morir dos hijos, una hembra de 20 años y un varón de 14. Era miembro de la Coalición Central Opositora que dirige Idania Yanes Contreras.
Todo comenzó el jueves 5 de mayo en horas de la mañana, cuando se encontraba en el Parque Vidal y un agente del orden le pidió el carné de identidad. Tuvo unas palabras con él y después de esposarlo, el policía le dio golpes con el bastón de reglamento, otros agentes que se movieron al lugar también lo apalearon.
Hay que destacar que un ciudadano trató de filmar con un teléfono celular y un oficial de la Seguridad del Estado conocido por Azari, y cuyo nombre es Raúl Azari Rodríguez Vázquez, que al parecer se encontraba “casualmente” en el lugar, le dijo al hombre que si tomaba fotos le iba a desaparecer el celular.

Finalmente condujeron al Estudiante a la 3ra. Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria y de allí lo tuvieron que llevar para el Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, cuando se “recuperó” le permitieron irse para su casa; pero en la madrugada del viernes 6 tuvieron que nuevamente trasladarlo al Hospital y lo dejaron en observaciones, por unas horas. Al mediodía del mismo viernes fue ingresado en terapia intermedia.
El sábado día 7 por la noche, se conoció que lo remitían al Hospital Infantil para pasarlo por el Somatón. Pero en una llamada a las 10 y 30 de la noche al local de terapia intermedia, se pudo conocer que había entrado en un paro cardíaco y se oían los gritos de una mujer, al parecer la hija, la que fue sacada de terapia y tuvo que permanecer en los bajos del Hospital. Después en varias ocasiones se volvió a llamar por teléfono a la Sala y contestaban que había salido del paro y que varios médicos trabajaban con él.
Un grupo de 16 disidentes (inicialmente, pues llegaron a ser 22) se reunieron en los bajos del hospital y a la 1:00am anunciaron su fallecimiento. En ningún momento permitieron a los opositores contactar con la familia. Estaban rodeados por 2 ómnibus de la Brigada Especial y numerosos autos patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria, y motos que son usadas por los oficiales de la Seguridad del Estado. La relación de los nombres de los que allí se encontraban es la siguiente: Idania Yanes Contreras, Guillermo Fariñas Hernández, Adrián del Sol Alfonso, Guillermo del Sol Pérez, Ana Rosa Alfonso Ateaga, Damaris Moya Portieles, Rafael Librado Pérez González, Lissette Zamora Carrandi, Héctor Bermúdez Santana, Yasmín Conlledo Riverón, Yusmani Rafael Álvarez Esmori, Carlos Baluardi Obreón, Sander Reyes Machado, José Lino Asencio López, Ángel Subit Regalado, Jorge Luis Artiles Montreal, Regla Blanco Carrero, Alcides Rivera Rodríguez, María del Carmen Martínez López, Alexis Oms Pérez, Celestino Hernández Gutiérrez y Víctor Castillo Ortega.
Aproximadamente a las 3:00 de la mañana, un matrimonio de vecinos de Juan Wilfredo, le llevó al Hospital una muda de ropa y el carné de identidad; tampoco lo dejaron pasar; pero le informaron que sería trasladado para la funeraria Camacho, sita en calle Candelaria y Juan Bruno Zayas. Hasta allí se dirigieron los disidentes y estaba cerrada. Eran aproximadamente las 3:00 de la mañana, pero supieron que antes debería pasar el cadáver por la funeraria Las Villas, por lo que fueron allí a esperarlo.
Junto con el cadáver estuvo una sobrina nombrada Madelín Soto García, la que planteó que las autoridades médicas le habían informado que había muerto por una pancreatitis, pero a su vez ella supo que no había salido del paro, la hora oficial de la muerte fue las 12:30 am del día 8. También dijeron que el cadáver estaba descompuesto, por lo que el entierro sería a las 2pm.
Ya en la funeraria, los familiares se vieron imposibilitados de comprar la cuota de coronas de flores que ofrece el Estado, porque les comunicaron que todas las flores se las habían vendido a un organismo, se hicieron 2 coronas y cesticos de floreros a través de particulares.
Según Librado Linares (del Grupo de los 75), presente allí con cuatro compañeros más de su causa, había alrededor de 80 disidentes, los que fueron detrás del cortejo fúnebre por todo el centro de la ciudad, querían llevar cargado el féretro pero les fue imposible materialmente por el peso y no tener relevos suficientes para los más de 2 kilómetros que debían caminar. No obstante, al inicio del cementerio cargaron la caja con la bandera cubana encima, hasta el lugar en que descansarían los restos. También en la funeraria se le hicieron guardias de honor por parte de los disidentes y de la familia.
A solicitud de sus allegados, Guillermo Fariñas Hernández despidió el duelo. En el cementerio se oyeron voces de: ¡Zapata vive! ¡Abajo Fidel! ¡Abajo Raúl! ¡Abajo la Revolución! ¡Vivan los Derechos Humanos! ¡Abajo la dictadura!
Aunque la palabra asesinato tiene una acepción bien fuerte, la premeditación y la alevosía han estado presentes en todo este tiempo en el maltrato de las fuerzas represivas en contra de la oposición, incluyendo a las mujeres.

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