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martes, 24 de mayo de 2011

A punto de ser liberado

Por Aimée Cabrera.
“Lo poco que dan, con el tiempo van a quitarlo. Fíjate como se demoraron en dar el café, eso es señal de que lo van a liberar”, opina Julia, una septuagenaria que apenas le alcanza su jubilación para saldar cuentas mensuales y disponer de lo más necesario.
El mes de mayo comenzó con la habitual distribución de los productos normados a través de la libreta de racionamiento. En la actualidad la lista ha disminuido de manera considerable y solo se despacha por consumidor 7 libras de arroz, unas onzas de solo un tipo de fríjol, unas pocas libras de azúcar refino o parda y un paquete de café, cuya distribución demoró en algunos municipios.
Hace unos años la cuota de café era reducida pero tenía una frecuencia quincenal, y su precio era subsidiado. Después se redujo la cuota a un paquete de 5 pesos el cual se decía que era de buena calidad. Ahora no se les da a los niños pequeños y cuesta 4 pesos.
El mismo está elaborado con una mezcla de chícharo y de distintos tipos de café en menor cantidad. Por tal motivo, al dorso del paquete del nuevo café aparecen distintas recomendaciones para su elaboración.
Los que no las leyeron tuvieron experiencias desagradables, como Blanca, a quien le explotó la cafetera, o a Julia, “que me hizo una espuma y se botó todo”. Muchos se quejaron a las torrefactoras, y cuando los funcionarios les visitaron se percataron de que los sobres de café habían sido producidos de manera artesanal, y vendidos como óptimos en las bodegas.
Hasta la fecha se han liberado los productos de aseo personal como la pasta dental, los jabones de baño y de lavar, así como, el detergente líquido para fregar, antes con precios subsidiados (los cuales demoraban meses en ser comercializados), y ahora disponibles a precios muy superiores. Otras mercancías como las galletas de sal (de pésima calidad) dejarán de ser distribuidas.
Buena parte de los consumidores prefieren que sea eliminada la libreta de abastecimientos y que siempre haya en existencia los productos antes mencionados. Sin embargo, los ancianos dicen no poder asumir estos nuevos precios.

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