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martes, 28 de junio de 2011

Inhumación de los restos de Zapata


Hoy 25 de junio de 2011, la capital del exilio cubano es testigo del acto postrero de un épico peregrinaje. La tierra hospitalaria y fraterna de la segunda ciudad de los cubanos acoge en su seno las cenizas de quien convirtióse en victorioso paladín de la lucha por la libertad de Cuba.
De raíz humilde y bondadoso talante, Orlando Zapata Tamayo se convirtió, sin proponérselo, en la más genuina fuente de inspiración para quienes luchamos por insertar nuestra patria en el concierto de las naciones libres del mundo. Frentes de lucha, bibliotecas independientes, iniciativas de todo tipo ostentan con orgullo el nombre amado del héroe sencillo y recio, que supo ofrendar el más preciado caudal, su vida física, en aras del derecho de su pueblo a vivir en una sociedad donde el amor, la tolerancia y la virtud renazcan de las cenizas del odio, la imposición totalitaria y la mediocridad de un régimen que no duda en recurrir a los más repugnantes crímenes para perpetuar su poder omnímodo, inconsulto y dictatorial.
El 9 de diciembre de 2009, en la singular vivienda de Laura Pollan, se produjo nuestro primer contacto con la madre del héroe. La firmeza de sus manos no permitían traslucir el tormento de su atribulado corazón, mientras mostraba el pullover de su hijo maculado con la sangre vertida por las heridas que malos cubanos le infligieran para domeñar su espíritu rebelde. Mi cámara fotográfica y la del traidor Carlos Serpa recogieron la imagen, y una nota de solidario apoyo subió a Internet.
Zapata vive se ha convertido en un lema permanente en volantes, carteles y paredes. Disidentes detenidos firman los documentos oficiales con estas dos vibrantes palabras. En ocasión del primer aniversario de su desaparición física, un libro con la firma de ciento cuarenta personas le fue entregado a Reina Luisa Tamayo en nuestra humilde vivienda.
Los disidentes y opositores residentes en Cuba, sumamos nuestro emocionado sentir al acto reverente y sublime de inhumar sus restos junto al de tantos cubanos que se inmolaron por ver nuestra patria libre. A Reina Luisa y los demás familiares, a la comunidad exiliada, a todos los que dedican sus vidas a este noble y elevado propósito, les hacemos llegar en estos momentos el testimonio de nuestro cariño, de nuestra solidaridad, de nuestra fraternidad.
El sacrificio de tantas vidas no será en vano. Cuba será libre.
Zapata vive.
Por: José Alberto Álvarez Bravo.

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