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viernes, 9 de diciembre de 2011

El cuello de botella



Foto: Fidel Castro y Muamar el Gadafi.

Por: Arnaldo Ramos Lauzurique.

Más de medio siglo después de iniciado un experimento fracasado, a Raúl Castro solo se le ocurrió dar un consuelo macabro a los concurrentes a la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Hay que conformarse, dijo, si los niños no tienen zapatos porque hay niños que no tienen pies, y redondeó esa idea expresando: “…, por muy difícil que sea la situación de un país, por muy compleja y grande que sea nuestra pobreza, siempre hay alguien más pobre que nosotros…” y añadió que a Cuba le falta de todo, pero mostrándose generoso indicó, que estamos dispuestos a compartir nuestra pobreza. Un consejo malsano acompañado de la confesión de que el régimen hundió a Cuba en la miseria.

Casi al final de su discurso, en una maniobra que parece haber sorprendido a muchos mandatarios, hizo aprobar sin votación oficial la sede de Cuba para la Cumbre de 2013, con lo cual mal empiezan las cosas para esa organización.

Desde luego que la situación económica y social de Cuba es desastrosa, de lo cual es un atisbo la información publicada en el diario Granma el 2 de diciembre sobre la reunión ampliada del Consejo de Ministros, que se dio a conocer una semana después de su celebración con el fin no logrado de dorar la píldora. Allí solo se habla de incumplimientos en diversas producciones y en especial de alimentos, así como, en los ingresos al presupuesto se menciona la grave situación de la provincia de Guantánamo, pero no se dice que ello ocurre a lo largo de todo el país y se informa de un caso de corrupción que envuelve a dirigentes, como si se tratara de un hecho aislado.

Transcurrido un año de la sesión de la Asamblea Nacional donde se dieron a conocer los lineamientos para el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) y a 8 meses de celebrado este último, no hay resultados tangibles, más bien retrocesos, y es que no se ha dado ningún paso para al menos aliviar el principal obstáculo que enfrenta la economía del país, el sector externo, que es su cuello de botella.
En espera de la próxima sesión de la Asamblea Nacional convocada para el próximo 23 de diciembre, donde tal vez se incluyan algunas cifras, solo hay ciertos elementos que ilustran la gravedad de la situación.

Como parte de las medidas para ahorrar importaciones, se está tratando de reducir drásticamente el consumo de combustible: Se alargó en más de 15 días el horario de verano, se ha reducido el alumbrado público sustancialmente, se incrementan los apagones y se imponen otras medidas de ahorro, incluyendo la insistencia de Raúl Castro de utilizar cada vez más la tracción animal en las labores agrícolas. Pese a ello las importaciones continúan elevándose, debido entre otros factores a los incumplimientos en la producción de alimentos.

Pese al anunciado incremento de los visitantes extranjeros, los ingresos del turismo no se elevan proporcionalmente debido a la calidad de esos visitantes, por lo general de bajos ingresos.

Lo que queda de la industria azucarera está en franca descapitalización, y ya con los pocos centrales que quedan casi no existen las posibilidades de utilizar la maquinaria de los desmantelados (canibalismo) en los que están en activo. Aunque se anunció una nueva reestructuración -la tercera desde 2002- persiste el sistema del tutelaje administrativo de los centrales. Se ha planteado para la zafra recién iniciada que se pretende incrementar la producción y la eficiencia, pero se mantiene en secreto el volumen de la anterior y sus indicadores, lo cual no expresa ningún compromiso público. Solo se ha dado a conocer que el actual rendimiento agrícola es de 42 toneladas por hectárea, muy lejos de las 54 que se previeron en 2002 y de lo habitual internacionalmente.

La industria del níquel cubana, gran consumidora de petróleo con los altos precios de ese combustible, no aporta ingresos netos considerables.
Las otras dos fuentes de ingresos importantes, las remesas familiares y los servicios médicos en el exterior, no van a expansionarse sino más bien se han reducido.

La estancada economía cubana sufre por la descapitalización y la falta de insumos en la industria, la agricultura, el transporte y la infraestructura productiva y social. Sacarla de esa situación requiere cuantiosas inversiones y financiamiento extranjero.

Existe un problema económico, pero el trasfondo es político, el régimen se niega a hacer una apertura seria por miedo a ceder parte del poder.

Terminarán perdiéndolo todo, como Gaddafi.

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