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domingo, 21 de octubre de 2012

Carta de José Alberto Álvarez a Silvia Iriondo



A mis amigos exiliados:

A pesar de que comprendo lo ocupadas que tienen sus vidas, necesito pedirles me ayuden a que esta nota le llegue a la respetada y querida hermana Sylvia Iriondo, presidente de Madres y Mujeres Anti Represión por Cuba (MAR). Gracias anticipadas.

Mi muy respetable Sylvia:

Desde hace mucho tiempo conozco su nombre -¿quién no?- y algunos fragmentos de su permanente e incansable entrega a las cosas de Cuba, de la Cuba que sufre bajo la bota inclemente de los mal nacidos que desgobiernan nuestra isla desde ya más de medio siglo; pero nunca me habría atrevido a dirigirle estas líneas si un hecho particular no me hubiera forzado a hacerlo.

Es el caso que Niurka Luque, para quien soy una especie de segundo padre, no maneja con soltura la comunicación escrita, o al menos no tiene la práctica necesaria para desenvolverse en ese empeño, por lo que asumo su representación con la anuencia incluso de su padre biológico; así las cosas, me toca redactar estas líneas como antes redacté el comunicado que Ud tuvo a bien llevar ante el “Deutsche Welle Global Media Forum” en Bon, Alemania, aun cuando el propósito de éste es lo contrario de aquellas: en el comunicado condenamos la incalificable conducta del sádico esbirro que suplantó medicamentos con golpes, mientras en éstas trataremos de expresar nuestra inmensa gratitud a ese honroso y digno exilio cubano del que los opositores de la isla nos sentimos orgullosos.

Solo los atropellos de la rémora prebendada que no lleguen a su conocimiento, escapan a la vigilante y combativa mirada de nuestro exilio, y a la firme denuncia ante las instancias pertinentes en cuanto foro se de en el mundo. Quizás esto ayude a entender por qué la sanguinaria tiranía castrista, cuya maldad sin límites no se contiene ni siquiera ante mujeres y niños, no ha logrado someter a la resistencia cubana; ante cada tropelía de los sicarios, ahí está la valiente denuncia de nuestros hermanos y hermanas de la diáspora, desnudando de sus falaces hábitos a los emisarios del feudo castroestalinista.

Aunque quizás a su entender, hermana Sylvia, no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber con la patria que la necesita, nosotros no dejaremos de sentir y expresar nuestra emoción al saber que el inmanente deshonor de los usurpadores castristas ha sido clavado en una pica en Bonn, en la vibrante voz de la abanderada de MAR por Cuba.

Solo nos resta aseverarle que cada victoria diplomática y política de nuestro exilio militante, acrecienta nuestra determinación de no ceder ante los cobardes embates de los Castro Ruz y sus desmoralizados compinches.

La Habana, en el primer aniversario del asesinato de Laura Poyan.

José Alberto Álvarez Bravo

AI solicita ACCIÓN URGENTE por Damas de Blanco Niurka Luke, Sonia Garro y su esposo

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