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sábado, 10 de noviembre de 2012

Bahman Ghobadi: "En Irán hace falta autorización incluso para pensar"

Barcelona/ Mambí en A/ El realizador y guionista kurdo iraní, Bahman Ghobadi, ha presentado su última película "Rhino Seasons" en el Festival de cine de Tesalónica, en Grecia. El director de "Nadie sabe nada de gatos persas" ha trabajado en su último filme con los actores, Behrouz Vossoughi y Mónica Bellucci. A continuación, la entrevista con el cineasta exiliado crítico con el régimen iraní.


Euronews:
Su último largometraje "Rhino Seasons" es la primera película que ha hecho tras dejar Irán. ¿Cómo fue trabajar por primera vez fuera de su casa? ¿Se sintió perdido "Lost in translation" o más bien ha sido un alivio?


B.Ghobadi:
Antes que nada le diré que no me he ido de Irán, sino que me han obligado a irme de mi país. Y es muy difícil filmar en un país del que no conoces ni la lengua, ni la cultura. Así que esta película refleja todos mis sentimientos desde que tuve que irme de Irán, dicho de otra manera, mi última película es muy personal desde el punto de vista artístico.


Euronews:
Durante el Festival de Cannes entrevisté a su colega Asghar Farhadi, para él los problemas de censura y restricciones en Irán, no vienen solo de las autoridades o del régimen, hay un tipo de censura que viene de los mismos cineastas sin que ellos se den cuenta. ¿Qué opina usted?


Bahman Ghobadi:
Yo siempre digo que en el tema de la censura nos hemos vuelto peor que el Estado. Es algo automático: aunque no nos queramos censurar, la presión permanente del régimen nos obliga a hacerlo. Te conviertes en una especie de condenado a muerte, y aunque no te ejecutan, te tratan tan mal que finalmente decides suicidarte. Irán es como un condenado a muerte al que han fusilado pero la bala no ha alcanzado al corazón, y sin embargo, está gravemente herido, por eso hay que ayudar a este país para que una vez más pueda recuperarse.


Euronews:
¿Al dejar su país sintió el peso de una roca en su corazón?


B.Ghobadi:
Sí, desde hace tres o cuatro años sentía como una mano en mi cara que trataba de ahogarme y estrangularme. Esta película me ha ayudado a quitarme esa angustia. Ahora respiro mejor...


Euronews:
Ud. dijo una vez que odiaba el cine, sin embargo, se ha convertido en un profesional. ¿Qué significa para usted ser cineasta? ¿Tiene una misión? ¿Qué es lo que le anima a continuar?


B.Ghobadi:
No lo sé exactamente, pero hay un potencial, una energía que viene de la infancia, de mis recuerdos de niñez. Creo que es eso lo que de alguna manera estalla en mí y me impulsa a hacer una película. Esa energía procede también de mi país, de la cultura del pueblo kurdo y las desgracias que ha sufrido durante siglos, esa inseguridad tan tremenda... todo ello me ha llevado a hacer películas. Es cierto que yo no estaba enamorado del cine y que en muchas ocasiones lo detesto, porque la situación es dura y las condiciones no son favorables para un cineasta. Solamente en una ocasión pude filmar tranquilamente en Irán. No recuerdo estar sentado en una silla y decir: Silencio. ¡Acción! No, nunca ha habido esa silla.


Euronews:
Sí, pero el cine es importante, porque cuenta historias y traza un retrato de su país. Es una ventana al mundo sobre cómo van las cosas en Irán y los asuntos iraníes. Además, es importante ver, hacer y producir cine iraní.


B.Ghobadi:
Sí, lo sé y de hecho por eso sigo mi camino. Una cámara de cine es tan potente como un arma de fuego, en general no me gustan las armas, pero ahora tengo un arma en mis manos, así que intento utilizarla para defender a mi patria. Intento reflejar la historia de mi país y de mi gente, pues vengo de una nación en la que hace falta una autorización incluso para pensar. Las autoridades quieren saber incluso en qué piensas, cuáles son tus proyectos de futuro. Incluso te preguntan sobre qué tema estás escribiendo, una vez que el guión está acabado, el régimen te hace esperar meses, años para lograr la autorización de filmar. Al final, empiezas tu película, pero tienes que tener cuidado con los agentes de seguridad durante el rodaje. Una vez que has terminado la película necesitas una autorización para distribuir y proyectar el filme. Después necesitas una autorización para enviar la película a festivales. Y en todo ese proceso hay mucho miedo, una asfixia absoluta. ¿Qué satisfacción hay en ese trabajo?

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