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martes, 4 de junio de 2013

Ponme tu nombre



Por José Alberto Álvarez Bravo.

-¡Mercenario! Así, a secas, “sin más allá, ni más acá”, como se dice en buen cubano, me gritó el seguroso Volodia (Vladimir González Zaldívar, Calle 92B # 6121, e/ 61 y 63, Pogolloti, Marianao) mientras ganaba méritos ante sus amos trasladándome junto a mi hermano Calixto Ramón Martínez Arias, en un auto patrullero en ocasión del vigésimo primer secuestro del que fui objeto el pasado 27 de mayo de 2013.

Valiente mercenario que calza zapatos viejos regalados, que pasa hambre, que solo viaja en el precario transporte público, que no llega a un peso convertible el saldo de su móvil, -generosamente obsequiado por el exilio- en boca de quien le hace el trabajo sucio a la dictadura para que continúe en el poder a cambio de un salario y prebendas, de quien se rumora haber recibido como botín de “guerra”, el laptop que me fuera robado en un allanamiento a mi domicilio en el 2011.

Ponme tu nombre, Vladimir-Volodia, allí no te dije nada porque me di el gusto de ignorarte, mientras tú te diste el gusto de maltratar mi viejo cuerpo (no tan viejo como el de los Castro) mientras no se te ocurría otra frase más ambigua que “tú no vas a ver la caída de Fidel”. Quizás te sintieras héroe en una de esas “batallas” al estilo de las más de mil ganadas por tu decrépito comandante, batalla de tus más de doscientas libras contra las poco más de cien de tu “contrincante”, que no significa amenaza física contra nadie porque, además de carecer de fuerzas, detesta la violencia.

Ganarás muchas batallas como esta frente a infelices esposados, porque así te desquitas por lo cobardemente que según rumores, corriste delante de “Luisito el de Samá”, tema que siempre supe y nunca quise mencionar por delicadeza de mi parte, pero ya “subiste la parada” en tu guerra personal conmigo y me obligas a decirlo públicamente, y es fama que los abusadores son cobardes, y eso se demuestra cuando tienen que responder por sus atropellos.

La frase de mi hermano de ideales Guillermo Fariñas, según la cual los segurosos son ahora más amables, contrasta con la escalada de maltrato físico que se ha ido produciendo con mi persona; “cada cual cuenta de la feria según le va en ella”, dice el refrán. Al “Coco” lo tratarán mejor, pero lo que veo a mi alrededor es más violencia por parte de los esbirros de la policía política y los genízaros de la Policía Nacional Revolucionaria, hermanos y hermanas golpeados con saña, con furor, con odio, eso es lo que veo y oigo contar.

Volodia, a este “mercenario” le sobran ideales, le sobran principios, le sobra moral, le sobra patriotismo, esas cosas inmateriales que tú no conoces, que no necesita recibir ningún tipo de paga para darlo todo por Cuba, por su libertad, por sus derechos, para que no continúen los maltratos y crímenes de los verdaderos mercenarios, los que como tú reciben una paga de la dictadura castrista por su innoble y cobarde labor.

Volodia: !MERCENARIO!!!!!!

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