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miércoles, 11 de junio de 2008

"El que imita fracasa"


Desde los comienzos de la llamada Revolución Bolivariana, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, ha seguido una trayectoria muy clara, no solo en su acercamiento a la Dictadura-Dinastia de Cuba, sino en la copia, o en el intento de copia del modelo cubano.

Lo primero, sus intentos de querer perpetuarse en el poder, lo cual fue frustrado por el propio pueblo venezolano, en Referendum democrático, y no menos polémico, pero sí para su salvación, aún no completa.

Ahora intentaba copiar el modelo de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que en Cuba han sido un medio de represión e información de los órganos de inteligencia y de la policía. Intentando implantar una ley muy parecida, que obligaba al pueblo venezolano a colaborar con los organismos de inteligencia.

Por suerte, o parte de suerte, para el pueblo venezolano, Hugo Chávez a rectificado, o tal vez decir, que por ahora no lo hará, lo peor es que lo ha intentado.

El pueblo cubano sabe muy bien el daño que hace ser observado las 24 horas del día, sobre todo en su propia casa, en el parque, en cualquier sitio, la falta de libertad es como una epidemia, que mientras más tiempo pasa, más fuerza cobra.

El mundo se va acostumbrando a ver, como el presidente de Venezuela, va para adelante y para atrás, muestra de ello es que recientemente ha manifestado que “la guerrilla no tiene cabida en América Latina”, cuando hasta no hace mucho la oxigenaba, pidiendo al mundo que se le retirara de la lista de grupos terroristas.

Pero como dice el refrán, “el que imita fracasa”, y Hugo Chávez, está condenado al fracaso, no solo por imitar, sino por imitar un fracaso, porque a la vista de todo el mundo está el fracaso del antiguo “Campo Socialista”, la antigua Europa del Este, está a la vista el fracaso de la Dictadura-Dinastia de Cuba, que se resiste a abandonar el poder aún a expensas del sufrimiento del pueblo cubano, y en su ambición por el poder, reprime y encarcela, no permitiendo al enfermo que en su letargo agonizante, exclame tan siquiera, un grito de dolor.

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