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domingo, 14 de junio de 2009

El Síndrome de Noé



En toda Cataluña es normal ver las plazas y los parques abarrotados de palomas, de hecho, no concibo imaginarme por ejemplo a la Plaza de Cataluña sin esos gráciles animalitos. Sería, como el cadáver de alguien que en vida fue enérgico, y después de exhalar su último aliento yace inmóvil y frío.

Los niños corren contentos detrás de las palomas, los turistas cámaras en mano dispuestos a retener en la imagen la naturaleza en desborde de vida y energía, y de repente me asalta la pregunta, ¿por qué en las grandes plazas y parques de Cuba, no hay palomas?

Recuerdo como algunos criaban sus palomas en las azoteas, las hacían volar para que se ejercitasen, presumían de sus palomos, hasta que llegó el "Periodo Especial". Entonces eran muy precavidos a la hora de soltar a sus palomas, pues algunas habían desaparecido, y la voz enseguida se corría.

Y es que cuando el hambre aprieta, cualquier cosa es alimento. Porque si algunos se comían la cáscara del plátano adobada como carne, señores, prefiero una sopa de paloma, por lo menos no es solo gusto a carne, sino que es carne.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que todo un pueblo cazando todos los animales que se mueven a su alrededor, es algo peligroso, pues puede dar al traste con la extinción de algunas especies, ya no hablemos de gatos, que todos sabemos que se convirtió en un manjar, o de perros, haciéndole la competencia a las costumbres chinas, sino que después que se acaben y se agoten todas las especies, entonces que comerían, porque como sabemos las tierras en Cuba el gobierno las tiene como ornamentación, no quiere que se cultiven en ellas productos alimenticios. Bueno, la antropofagia no es una salida, pero si pudiese ser una entrada, en un periodo ya no "especial", pero sí bochornoso e infernal, en el que no se consumaría el deseo, por lo menos, por los más reservados y comedidos.

Las organizaciones internacionales, no se conmueven con el drama que sufre el pueblo cubano, inclusive continúan avivando el poder de la Dinastía de los Castro, lo vemos en la ONU, la OEA, la Comisión Europea, y muchos países pertenecientes al grupo de los desarrollados, como Canadá.

Viendo ésta insolidaridad de parte del paradójico "Mundo Democrático", se me ocurre que debiéramos aprovechar la expansión del Síndrome de Noé.

De niño me encantaba la fábula de que Noé había salvado a los animales de la inundación, pero de mayor, cuando se gana en conciencia (aunque no todos), no le encuentro mucha gracia al saber que había sido para ahogar a todos los seres humanos. Me hubiese gustado que Noé cogiese una pareja de cada raza, africanos, mongol, chinos, indios, etc., etc., y también animales, en fin, que ese Síndrome de Noé, está hoy más latente que nunca.

Todos hemos visto en documentales la atención que se les presta a los Gorilas en el África, los Orangutanes en Malasia e Indonesia, el Oso Panda en la China, las ballenas, los lobos, tigres, en fin, que hay grandes movimientos no solo financieros, sino de recursos humanos que se preocupan con verdadera dedicación y eficacia, al bienestar de éstas especies.

Si vemos que con organizaciones opositoras no logramos la atención y el respaldo internacional, deberíamos en vez de crear por ejemplo la Comisión de Derechos Humanos, La Comisión de Derechos de las Palomas, o el Partido por los Derechos de los Gatos, estoy seguro que pronto se condenaría a la Dinastía de los Castro por no garantizar la seguridad de las palomas, de los perros y de los gatos, la marginarían como se merece de la OEA, de la ONU, y lo único que puede pasar que gobierne Cuba, el Real Club de los Gatos, pero aún así sería mejor que el actual gobierno, y lograríamos la libertad de los presos políticos, indirectamente, pero lograríamos nuestro objetivo final, que es la libertad y la democracia para el pueblo cubano.

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