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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Digno y valiente

Jose Alberto Alvarez Bravo.

Casi medio siglo lleva nuestro coterráneo Delfín Leyva viviendo en el exilio. Mejor dicho, con su cuerpo en el exilio, pues nadie puede discutir que su corazón lo dejó en su nativo Holguín.

El flujo sanguíneo entre su corazón y su cuerpo se realiza a través del éter. Vía Internet. Y como vehículo, se vale de Trinchera Cubana, una página que pone "al servicio de los periodistas independientes y la libertad de Cuba".

Delfín acaba de mandarnos un texto de la Señora Gloria Leticia Pineda, a quien el no conocerla no me impide enviarle el más cálido de mis abrazos.

Gloria Leticia opina "que en Honduras, se juega algo más que el regreso de Zelaya". Para esta expresión de Doña Gloria, acudo a un lugar común: es una verdad como un templo.

La de Honduras es una batalla estratégica de primer orden, pues las plazas Venezuela, Bolivia y Ecuador han quedado –ojalá sea provisionalmente- en manos de los epígonos de los Castro. Coincido totalmente con Vargas Llosa y cuantos sientan el pavor de ver desangrarse la democracia en América, ante a la fláccida reacción de la administración Obama.

Los petrodólares chavistas, de consuno con los sutiles manejos de la inteligencia castrista, trataron de establecer una nueva cabeza de playa en Honduras, aupando a un aspirante a gobernador vitalicio disfrazado de demócrata. Como es sabido, las instituciones hondureñas se ajustaron bien los pantalones, refrenando los hurras que las gargantas zurdas tenían aprontados.

No sólo Estados Unidos está avergonzando a quienes les han tenido como paradigma de la libertad y la democracia, sino que en ese club de los tolerantes con las dictaduras totalitarias, puja por la supremacía el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, presidido por el señor Alex Van Meeuwen.

Vergonzante es el papel en que se siente como pez en el agua este Consejo de la ONU. Impúdico el tratamiento dado al Señor Delmer Urbizo, quien declaró que se le había negado su derecho de réplica, conducta sólo atribuible a las dictaduras de corte estalinista.

Muchas son las esperanzas que tenemos cifradas en la valentía de Honduras, que Doña Gloria califica como "un pequeño país, digno y valiente".

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