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domingo, 13 de septiembre de 2009

DINERO CONTRA VERGUENZA

Por: Alfredo M. Cepero  

Comenzaba la década de 1950 y uno de nuestros candidatos presidenciales en las elecciones pautadas para 1952 acuñaba la frase de "Vergüenza contra dinero" como lema de su campaña política. En aquellos tiempos de turbulencia social, componendas políticas y rapacidad administrativa la frase caló hondo en la conciencia nacional cubana como una fórmula capaz de devolver la república a los caminos trazados por los forjadores de nuestra nacionalidad. Muchos de nuestros intelectuales han apuntado a nuestra herencia española como la raíz de nuestras veleidades y vicios. Por otra parte, es justo reconocer que muchas de nuestras virtudes como la dedicación al trabajo, la audacia para enfrentar riesgos y el profundo sentido del honor deben ser acreditados a la España que por cuatrocientos años se aferró a Cuba como a la joya más valiosa de su corona. No en balde José Martí, un hombre que sufrió como pocos el conflicto interior del amor a la patria ancestral de sus padres y la lealtad a la patria propia, dijo: "La guerra se hace contra España, no contra los españoles".   

Lo cierto es que España, como tantas otras culturas mediterráneas donde la pasión y la razón compiten constantemente por predominio, no es fácil de definir. De ahí la frase lapidaria del agudo y sensible García Lorca al afirmar que "los españoles no conocemos el término medio". En otras palabras, pueden ser los más buenos o los más malos, los más santos o los más diabólicos, los más arrogantes  o los más sumisos, los más generosos o los más miserables. Los ejemplos los tenemos en la España que junto a la espada que masacró a centenares de miles aborígenes americanos mandó la cruz y la Biblia que echaron los cimientos de una cultura de millones de seres humanos. En los españoles que escenificaron una de las más cruentas guerras fratricidas del siglo XX  con un saldo de medio millón de muertos después unieron esfuerzos para enfrentar a un mundo hostil y construir una sociedad de democracia y prosperidad al nivel de las más desarrolladas del mundo. Y en cuanto al sentido del honor, recordamos la España que, en 1848, rechazó los 100 millones de dólares ofrecidos por el presidente norteamericano James Polk—equivalentes a 2,400 millones de 2009—como precio por la Isla de Cuba. Prefirió perderla en la guerra antes que venderla en una Lonja de Comercio.

La otra cara de la moneda la hemos visto en la conducta de España con respecto a la tiranía comunista que ha oprimido por medio siglo a sus hijos olvidados de Cuba que ya no podemos llamarla nuestra Madre Patria. Con contadas excepciones ha preferido comerciar con los verdugos antes que hacer causa común con las víctimas. Y para dolor y vergüenza de muchos buenos asturianos, la idílica y hermosa Asturias no ha sido la excepción. Dos hechos recientes confirman nuestra afirmación. El Gobierno Autonómico de la Comunidad de Asturias otorgó en agosto la Medalla de Oro de Asturias a José Ramón (Gallego) Fernández, personaje siniestro que, junto a los Castro, oprime y exprime al desgraciado e ignorado pueblo de Cuba.

A este individuo no lo premiaron por sus actos altruistas sino, según la declaración, "por reforzar las relaciones empresariales con Cuba". Después de todo, su hoja de vida muestra a un hombre que ha servido como militar a dos dictadores, Fulgencio Batista y Fidel Castro, que ha militado durante años en un Partido Comunista que sustituyó la democracia con la tiranía y que se ha enriquecido como alto funcionario de un régimen que ha despojado de fortunas hechas a sudor y trabajo por nacionales y extranjeros. Entre ellos muchos asturianos que, según cálculos fidedignos, fueron víctimas de confiscaciones cercanas a los dos mil millones de dólares. Por la borda tiró el honor el Gobierno de Asturias y por la puerta ancha dio entrada a la codicia, la avaricia y la desvergüenza. Es obvio que, a diferencia del lema del político cubano y en concordancia con el título de este trabajo, el Gobierno de Asturias ha optado por poner el dinero por delante de la vergüenza.

El otro hecho lamentable es la reiterada renuencia de la Fundación Príncipe de Asturias a reconocer el sufrimiento de los presos políticos cubanos y a honrar su heroísmo en la defensa de la libertad y la democracia para Cuba. Por segunda vez en cuatro años, 2006 y 2009, la fundación ha ignorado la postulación del Dr. Oscar Elías Biscet al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Las firmas de 43,000 personas en todo el mundo, incluyendo la del Padre Angel García, Fundador de Mensajeros de la Paz y galardonado con el premio en 1994, respaldaron la postulación del Dr. Biscet. Este hombre de conducta y origen humilde se enfrentó primero a la política de abortos al por mayor promovida por la tiranía comunista. Después demandó libertad para Cuba y respeto a los derechos humanos del pueblo cubano. Y todo ello dentro de su profesada doctrina de paz y amor al estilo de Gandhi y de Martin Luther King. Diez años lleva este paladín de la libertad encerrado en celdas estrechas y pestilentes cumpliendo una condena de 25 años. Su delito ante los ojos de los tiranos, haber tenido la osadía de denunciar los crímenes cometidos contra criaturas no nacidas y contra víctimas inocentes de un ogro enajenado que convirtió una isla de música y alegría en un páramo de desesperanza y terror.

En lo que ha nosotros respecta, Asturias es sólo una cuenta mas en el rosario de nuestras soledades, decepciones y penas. Nadie tenga la más mínima duda de que los cubanos hemos de superar este pantano de nuestra historia y de construir con nuevos bríos y mayores experiencias una nación de igualdad, justicia y libertad para todos sus hijos. Que, dicho sea de paso, tendrá mayor conciencia de los riesgos y peligros implícitos en confiar nuestros destinos a manos ajenas. De esta experiencia saldremos no sólo purificados por el dolor sino fortalecidos por la batalla. Que pena que Asturias optó por ser indiferente en vez de solidaria. Y que dolor que España no haya sabido actuar como la Madre Patria. 

Miami, Florida, USA, 9-13-09.

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