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miércoles, 27 de abril de 2011

Lo que mal empieza…


Por: Arnaldo Ramos Lauzurique.
El año 2011 comenzó mal, en la sesión de diciembre de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) se anunció un crecimiento del 3,1% del Producto Interno Bruto (PIB), inferior al promedio planificado para el quinquenio, del 5,1%.
La segunda mala noticia de envergadura la dio Raúl Castro al clausurar el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), cuando informó que el plan del año tendría que ser ajustado en cuanto terminara el Congreso.
Según él, ese ajuste lo motivaba, que se habían incrementado los precios de las importaciones en más de 800 millones de dólares y que “…las adversas condiciones imperantes en el mercado internacional…se expresan, entre otras, en las restricciones para el acceso de Cuba a fuentes de financiamiento…”
Efectivamente, se informó que se había previsto un incremento de los precios de los alimentos del 5% con relación a 2010, y este fue, sin embargo, de un 25%, para un aumento de 308 millones de dólares, solo en ese renglón. Independientemente del mal cálculo, resalta el hecho de que la economía del país se está conduciendo sin las adecuadas reservas, mientras que se destinan cuantiosos recursos para la preparación ante una guerra que nunca llega, para la cual, según dijo Raúl Castro en su discurso de clausura: “Se elevaron las reservas materiales de todo tipo, con mayor escalonamiento y protección”.
A lo anterior se suma, que todas las migajas que el régimen ofrece a la población, como serían las ventas de gas licuado para cocinar, los materiales de construcción para las viviendas o los productos que se eliminan de la libreta de racionamiento, se ofertan sin los llamados subsidios.
Tan pronto se comience a suministrar a la población los 1 600 millones de dólares que actualmente importa, sin subsidios, ello le significará un gasto de unos 40 000 millones de pesos en moneda nacional, que añadiéndoles solamente el cobro de la factura eléctrica al costo internacional del combustible para producirla, elevaría su gasto total a unos 60 000 millones de pesos, sin contar otras muchas erogaciones imprescindibles. Es de señalar que los ingresos totales de la población fueron en 2009 de solo 41 406 millones de pesos.
Es imposible eliminar los pretendidos subsidios a los que se hace referencia, sin erradicar los otros, los que obligatoriamente concede la población al Estado a través de sus bajos salarios y los altos precios de productos y servicios, recogidos en el impuesto de circulación.
A lo anterior se suma que el macarrónico texto dado a conocer por la Comisión 5 del Congreso, ofrece más dudas, que esperanzas, sobre la posibilidad de una amplia apertura en la compraventa de viviendas, ya que menciona una confusa flexibilización al kafkiano método de las permutas, cuando la población lo que esperaba era su eliminación; además de que no se explicitan otras formas de traspaso de propiedad, como es la herencia. La verdadera flexibilización en esta materia, como en todas las demás, es que las personas puedan hacer con su propiedad lo que estimen conveniente.
Pero la peor noticia no es precisamente económica, aunque tendrá adversas consecuencias de todo tipo, y es que tendremos a los “históricos” con Raúl Castro al frente y su ayatola en la sombra, al menos por 10 años más, tratando de perfeccionar la demolición dela nación.

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