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miércoles, 11 de mayo de 2011

Decadencia empresarial

Por Aimée Cabrera.
El interés por descentralizar y fortalecer el trabajo que corresponde a cada institución trató de implementarse a través del Perfeccionamiento Empresarial, el cual no obtuvo logros generales.
A esto hay que añadir que los organismos de la administración central del Estado promovieron un paternalismo que aún repercute de manera desfavorable en las empresas del país.
Los dirigentes empresariales no tienen poder de decisión y ante situaciones que exigen de ellos una respuesta rápida y certera, tienen que esperar por “las decisiones de arriba”.
El Estado ejerce la propiedad social sobre las empresas estatales, por lo que controla y regula todas las disposiciones económicas. Las administraciones rinden cuentas a través de las instrumentaciones establecidas.
Estos administradores o empresarios “del montón” tienen que sortear muchos obstáculos para correr el riesgo de ser removidos de sus cargos, ya que son pocos los que obtienen reconocimiento y se mantienen estables frente a sus colectivos de trabajadores.
Lo que nadie se explica es cómo suceden hechos de corrupción que llegan a la categoría de escándalos, en empresas e instituciones cuyos dirigentes son de la entera confianza del gobierno.
El último ocurrió en la industria tabacalera cubana. Como siempre la noticia apareció primero en Internet. La revista británica The Economist publicó en su sitio Web que Manuel García, vicepresidente de esta industria, fue arrestado y que 10 de sus empleados pudieran ir a juicio por corrupción.
Se piensa que los once aceptaron sobornos a cambio de vender a distribuidoras caribeñas del mercado negro, el tabaco de alta calidad a precio rebajado.
No es Manuel García el único empresario corrupto en Cuba. Otros destacados también lo fueron y no hace tantos años. Pedro Álvarez, ex director de Alimport, se fue del país de forma abrupta, para evadir su culpabilidad.
Rogelio Acevedo, quien presidió el Instituto de Aeronáutica Civil, fue acusado junto a otros de sus funcionarios, de adueñarse de altos ingresos provenientes de los vuelos de carga y de pasajeros no registrados en los libros de cuentas.
Un cable publicado por Wikileaks muestra las opiniones de un diplomático estadounidense y de un empresario suizo al respecto. Ambos hablan de cómo la corrupción y el soborno, son prácticas usuales llevadas a cabo por los empresarios cubanos.
El economista cubano, Esteban Morales, radicado en la Isla y miembro del Partido Comunista, publicó una impactante columna en abril del 2010. En la misma, resaltó que la corrupción era una amenaza para el gobierno mayor que la contrarrevolución.
Estas prácticas corruptas desacreditan a las empresas cubanas y opacan todo esfuerzo por otorgarles la autonomía que necesitan. Con este nuevo escándalo, los controles estatales aumentarán, y el prestigio de estas en el exterior irá en acelerado descenso.

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