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lunes, 1 de agosto de 2011

Las cosas como deben ser


Por José Alberto Álvarez Bravo, desde La Habana, Cuba.
Un amigo me muestra una información sacada de un sitio en Internet, Derechos Humanos, atendido por una persona tan querida y respetada en Cuba como es Carmita Ferreiro. El título de la información es Actividad Opositora Cubana en Parque Público, rubricado por Máximo García González.
Es cierto que el 16 de junio de 2011 se realizó una actividad pacífica en el Parque Dolores, en Lawton, pero no es cierto que haya sido a título de “varias organizaciones contestatarias al regimen cubano”, ni tampoco es cierto que se titule Convivencia Ciudadana, así como que haya sido convocada por Fernando Jesús Vergara Arguelles, Vicepresidente de la CAPPF.
Para completar el ciclo de inexactitudes, aparecen reflejadas como participantes casi veinte personas que jamás tuvieron nada que ver con la actividad, incurriendo el autor de la nota en una falta total de seriedad y objetividad periodística, errores que pudieran perjudicar al periodismo independiente cubano en su conjunto.
Estas actividades conocidas como Veladas Ciudadanas, no se realizan bajo la sombrilla de ninguna organización opositora, ni mucho menos “de varias organizaciones contestatarias”, ni siquiera son actividades opositoras en el sentido tradicional del término, aun cuando la policía política del regimen nos acusa de convocar a acciones provocativas en los parques; estas actividades pretenden potenciar nuestra faceta de ciudadanos solamente, donde se habla de unidad de la sociedad civil, tolerancia, respeto absoluto a la libertad individual, amor al prójimo, instrucción cívica y otros tópicos de interés para los cubanos amantes de la libertad y la democracia, pero no se emiten gritos ni consignas antigubernamentales, procurando comportarnos como ciudadanos comunes para evitar el rechazo de quienes evitan a todo trance “buscarse problemas” con el poder.
Es decir, nos orientamos a la interacción con la ciudadanía, en aras de llevarle el mensaje de que el sistema castrofascista sí puede cambiarse por un estado de derecho, y que solo depende de la voluntad del propio pueblo, único detentador del poder legítimo. No se trata solo de que estas actividades sean un simple acto de desobediencia civil, sino que actúen como cátedras vivas de civilidad, donde además de rehusar al gobierno castrista, aprendamos a vivir en la Cuba que sobrevendrá a la caída de este oprobioso y arcaico sistema.
Los comunicadores, o quienes crean o pretendan serlo, no deben olvidar que la primera divisa a tener presente es la seriedad y la fiabilidad, características que se obtienen a base de hacer siempre las cosas como deben ser.

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