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viernes, 6 de enero de 2012

El arte de la decadencia – Ficción y Realidad

Por Francisco Sau Boíx.

Cuenta la historia que un pintor de los de ahora, del siglo XXI, “moderno”, luego de observar, admirar y deleitarse con las imágenes plasmadas en lienzo de ese regalo de la naturaleza y al que conocemos como “mujer”, tomó la decisión de unirse a la lista de los mundialmente reconocidos y grandes pintores de la historia de la humanidad que supieron enaltecer a la imagen carnal, para brindarnos la imagen confundida con sus más nobles sentimientos hasta convertirlas en diosas, ángeles e imágenes divinas y celestiales.

De esas bendecidas manos por Dios salió “La Maja Desnuda”, por Goya; “La Venus del Espejo”, por Velázquez; “La Venus de Urbino”, por Tiziano Vecellio, y tantas otras que forman parte del arte que atesora las grandes obras de los grandes maestros de la pintura.

El pintor de carrera, luego de meses de trabajo intentando pintar a su joven modelo, notó para su frustración que nunca culminaría su quimérica obra, pues sus ansias por poseerla eran superiores a sus anhelos artísticos. Lo que cada sesión de sobre-esfuerzo con el diminuto pincel, culminaba con una fusión carnal incontrolable y desenfrenada.

Luego de dos meses de frustración artística y éxito carnal, exteriorizó la primera con un violento ademán lanzando sobre la bella y joven modelo toda la pintura de su acuarela, haciéndola culpable de sus carencias artísticas, lo que provocó el llanto de la joven desnuda y humillada. No bastándole con esto, tomó una cámara fotográfica y comenzó a fotografiarla.

De aquí nace la actual corriente de los pintores frustrados convertidos en “exitosos fotógrafos” de modelos embarradas en pintura con toda una mezcla de colores que ensucian todo a su alrededor.

Lo triste de esta ficción no es solo el despótico presente, sino el carente futuro artístico que legamos a las futuras generaciones.

Es como el futuro de Cuba, o mejor dicho, el sin futuro de la dinastía Castro. Un pincel en manos de un tirano, que tras descubrir sus carencias, terminó vertiendo su frustración sobre toda la nación cubana con toda la gama de colores de su siniestra acuarela, desdibujando la belleza de un pueblo, que hoy llora entre el hambre, la miseria, la prostitución, y todo el dolor horrible que provoca tamaña humillación.

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