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viernes, 13 de abril de 2018

Mensaje de la SIP a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la VIII Cumbre de las Américas

Mensaje de la SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA
A los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la
VIII Cumbre de las Américas
13-14 de abril de 2018, Lima, Perú

UNA OBLIGACIÓN HISTÓRICA

Barcelona/ Mambí en A/ Los gobernantes de las Américas siguen siendo testigos del total deterioro de las libertades de expresión y de prensa en Cuba y Venezuela, cuyos regímenes continúan violando los derechos humanos de sus ciudadanos e irrespetando los principios esenciales de la Carta Democrática Interamericana.

Tres años después de la Cumbre de Panamá en la que expresamos que los gobiernos americanos tenían “una oportunidad histórica” para reafirmarles a ambos regímenes totalitarios que debían reencausar su respeto por esas libertades esenciales, hoy creemos que ya tienen “una obligación histórica” para tomar medidas concretas que, descritas en esa Carta, deriven hacia una rápida e indeclinable transición democrática.

Somos conscientes que en estos últimos años la comunidad internacional ha tomado nota sobre el deteriorado clima socio-político en Venezuela y que muchas naciones no han reconocido a la Asamblea Constituyente ni reconocerán a ningún líder que emerja de elecciones fraudulentas. Por lo mismo, consideramos que este consenso debe ser aprovechado para impulsar medidas más drásticas que no permitan que el régimen intente perpetuarse en el poder de espaldas al progreso de sus ciudadanos.

Ningún gobierno de las Américas está exento de cometer abusos, generar corrupción y aplicar censuras, pero en aquellos donde existen sistemas democráticos con separación de poderes, jueces independientes, mecanismos de transparencia y prensa libre, se logran los contrapesos necesarios para construir mejores democracias.

Los regímenes autoritarios de Cuba y Venezuela son la antítesis de esos valores. Estamos convencidos que la agenda de Lima, “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, ofrece el marco adecuado para que los Presidentes y jefes de Estado se sientan en la obligación de trabajar juntos para que los ciudadanos de Venezuela y Cuba puedan disfrutar de la democracia y las libertades esenciales que sus gobiernos les niegan.

La Carta Democrática Interamericana no puede quedar como un enunciado decorativo, sino que debe ser un llamado a la acción.

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