Por Francisco Sau Boíx.
Barcelona/ Mambí en A/ Las autoridades cubanas han ordenado cerrar cafeterías privadas y estatales, y decretado poner palanganas con cloro y sacos mojados en la entrada de los comercios con el objetivo de prevenir el contagio de la epidemia del cólera que sigue golpeando a La Habana, capital de Cuba.
Cuando muchos cubanos pensaban que les llegaría un aliento de esperanza entre tanta miseria económica, humana y política, con la falsa reforma migratoria; y a pesar de tener los bolsillos vacíos y sin posibilidades de un crédito, y sin poseer siquiera una visa o mastercard, que les permita tan siquiera costearse el viaje más barato que exista a otro país, aún así, hacen colas para confeccionarse un pasaporte, al menos, para contemplarlo cada día antes de irse a la cama, para así de vez en cuando, soñar que algún día les pueda llevar a un viaje hacia la felicidad. Pero sin embargo, una nueva amenaza aterroriza a los cubanos, el cólera.
La falsa reforma migratoria es otra válvula de escape que se suma a las anteriores aplicadas por el régimen de la dinastía Castro, las que utiliza cada vez que la presión popular hace tambalear a punto de caer, el trono desde el cual explotan para su beneficio, a todo el pueblo de Cuba.
Cada año la presión es mayor, y cada vez se le hace más difícil mantener al pueblo sometido.
Por todo lo anteriormente expuesto, y más, por primera vez reproduzco un testimonio de un anónimo, el cual me aseguró a través de un email, que la epidemia del cólera es resultado de un plan macabro ordenado por la dinastía Castro.
Según su descripción, ante la catástrofe económica en que se encuentra sumida Cuba, el creciente descontento popular, la creciente masificación de la disidencia en todo el territorio cubano, y ante la inminente muerte de Hugo Chávez (petróleo), la familia Castro ha pasado del miedo y el desespero, al pánico.
Haciendo uso del maléfico instinto que los caracteriza, han calculado que la única solución para hacer cambiar las prioridades del pueblo, es enfrentarlos a una epidemia mortífera, el cólera; lo que aceleraría a su vez, una estampida por abandonar el país. Para facilitar esta emigración masiva, accedieron a retirar la restricción que imponía por trámite y dinero, el permiso de salida.
Para cualquier ciudadano en el mundo puede parecer disparatado éste testimonio, pero para los que vivimos en las entrañas del monstruo, conocemos muy bien de lo que son capaces esta “familia”, con tal de permanecer en el poder. Para ellos, el pueblo nunca ha sido la prioridad.
Si analizamos por donde apareció el cólera por primera vez, podemos apreciar que coincide por donde precisamente la disidencia estaba y está, golpeando con más fuerza, en el Oriente de Cuba y liderada por la Unión Patriótica de Cuba, la UNPACU.
Además, hay que tener en cuenta la muerte continua de diferentes líderes de la oposición, primero en huelga de hambre, unos, y después otros, por diferentes motivos, todos de forma violenta y con más dudas y sospechas que con certidumbre.
Estas pérdidas de valiosísimas vidas humanas, lejos de debilitar a la disidencia, la fortalecieron, lo que también hace que el testimonio anónimo, no sea tan disparatado.
En cualquier caso, los cubanos todos, debemos estar preparados para esperar lo peor de un régimen que en su estado terminal, no dudará, como lo han hecho sus aliados en sus últimos momentos, Basar Al Asad, Gadafi, y otros, en masacrar de cualquier manera, al pueblo. Eso sí, manteniendo la esperanza que una Cuba Libre y Democrática, es tan posible, como inevitable.
Antúnes también piensa igual. No es coincidencia, no es sobrenatural, es simplemente, experiencia.