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martes, 15 de septiembre de 2009

Quinto aniversario

Jose Alberto Alvarez Bravo

La idea surgió mucho antes, y de seguro llevó mucho tiempo, esfuerzos y desvelos para ponerle cuerpo. Al fin, el 2004 vio nacer la tribuna de los cubanos sin voz.

Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas Cubanas, no surgió para fomentar la existencia de las voces contestarías dentro de Cuba, sino porque estas voces ya estaban ahí, reclamando un vehículo para dejar de ser un estertor en un grupo de indómitos pechos.

Pero no sólo tan noble propósito alentaba a sus inderrotables promotores, sino además el de seguir viviendo con el corazón en su tierra, en directa comunión de palabras y sentimientos con quienes han convertido lo que pudiera ser una simple relación de trabajo, en un apretado abrazo entre los hijos inclaudicables de la patria de Martí

Este invaluable grupo de patriotas cubanos, encabezados por Alexis Gaínza Solenzal, ha sabido transferir, a otro grupo de suecos, su inmarcesible pasión por su soleada isla, convertida en feudo privado de un puñado de sus peores hijos.

Cinco largos años de tesonero esfuerzo no han agotado las reservas de energía física y moral de nuestros queridos hermanos, que han sabido inundar de calor cubano las frías latitudes de su criminal destierro, enfrentados a los testaferros que la tiranía castrista paga con los dineros que le esquilma al sufrido pueblo de la isla.

Con frecuencia, algunos hermanos de lucha dentro de Cuba, confundidos, se quejan y rezongan resentidos por sentirse, según creen, ignorados por quienes "están viviendo bien en el exilio". Estos –por fortuna- bien pocos quejumbrosos, parecen no recordar –o no conocer - las palabras de nuestro Máximo Líder, citadas por nuestro hermano Carmelo Díaz en la conferencia: Nunca son más hermosas las playas del exilio, que cuando se les dice adiós.

El gélido clima de la solidaria Suecia nunca ha podido enfriar el ardor patriótico de nuestros hermanos de Misceláneas; la enorme distancia física que nos separa, no logrará nunca desvanecer el inmenso cariño que nos hermana, cimentado en el hondo desvelo que nos embarga a todos por los destinos de nuestra querida nación.

A los cubanos de la revista no les doy las gracias. Simplemente cumplen gozosos con su deber patrio, pero sí quiero dar el más fraterno de mis abrazos a los hermanos suecos, que no han dudado en poner sus impronunciables nombres en la sublime nómina de los que aman a Cuba. A ellos, denles jirones de mi sangrante corazón agradecido.

Convencido de que el Sexto aniversario lo celebraremos en La Habana, reciba este valiente colectivo todo el cariño contenido en estas palabras de su hermano Jose Alberto Alvarez Bravo.

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