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miércoles, 5 de enero de 2011

Cuba deja sin efecto Tercera Ley de Newton

Por: Francisco Sau Boíx.

El Síndrome del Cubano o Apolíticos

La Tercera Ley de Newton o Ley de Acción y Reacción, queda sin efecto después de observar que durante 52 años ha sido sometido todo un pueblo a la acción implacable de una fuerza desmedida sin resultar la reacción proporcional correspondiente. Solo pequeños vectores han reaccionado en sentido opuesto.
Medios de prensa de todo el mundo anuncian en sus principales titulares lo que se podría denominar la noticia “coja” (dada la naturaleza incompleta con relación a similares noticias en cualquier lugar de nuestro planeta tierra). El despido masivo de más de medio millón de trabajadores cubanos, anunciado desde hace meses, se continúa leyendo con inusual interés, y no porque sea una noticia novedosa, sino que como el mejor filme de suspense, mantiene en vilo a toda la opinión pública internacional en espera de la “reacción” normal de la clase trabajadora de Cuba y sus sindicatos.
Toda esta apatía ciudadana hace que muchos se planteen la tesis de que la población cubana sufre del Síndrome de Estocolmo, y que dada la desproporcionada magnitud de relación numérica entre el hecho que llevó a su estudio y descubrimiento en el año 1973, y el caso de Cuba, debería proponerse el cambio de nombre por el del Síndrome de Cuba o Síndrome del Cubano.

Es interesante el estudio de la “reacción” psíquica del individuo que padece el Síndrome del Cubano.

Ante la pregunta de que si está a favor del gobierno de Cuba o en contra de este (hecha a cubanos fuera de Cuba), la respuesta de la mayoría es que es “apolítico”. Una respuesta evasiva, sin compromiso de ninguna clase, inclusive, en contra de su propio bienestar y futuro. Hecho que demostraría que el Síndrome del Cubano trasciende la frontera territorial.
Si se espera en silencio y observando a los ojos una respuesta explicativa a tal afirmación, se puede observar que el individuo cambia la mirada mostrándose nervioso y evasivo, y se repite a sí mismo como para auto-convencerse: “soy apolítico”, “soy apolítico”…

Según el Antiguo Testamento y la Torá, Moisés y Aarón advierten al faraón que de no liberar a su pueblo esclavizado, Israel, Egipto sería castigado con diez grandes plagas. La décima y última plaga consistía en la muerte de los primogénitos (dejando para última plaga y castigo, el más doloroso y severo). Lo que demuestra que desde tiempos ancestrales los humanos sabían de la importancia de la herencia en sus descendientes para asegurar la continuidad y perpetuidad de la cultura y existencia de los pueblos. Este basamento natural es anulado a partir del Síndrome del Cubano.
Según las últimas cifras ofrecidas por la oficina censal de Cuba (ONE - Oficina Nacional de Estadísticas), el envejecimiento de la población cubana en crecimiento se debe en gran medida al bajo índice de natalidad, sumado al alto número de emigración a lo largo de 52 años, en mayor medida de la juventud. De esta manera, Cuba sufre el mismo efecto que la décima plaga sobre Egipto. A diferencia que el faraón liberó a los israelitas, triste y compungido, con tal de salvar a su pueblo de la desaparición. Mientras que los cubanos, ven como sus hijos se hacen españoles, americanos, canadienses, italianos, suizos, alemanes, etc., y no hacen nada por salvar a su pueblo, y lo peor, que se deciden por ser “apolíticos”.


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