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domingo, 26 de julio de 2009

Título de propiedad


José Alberto Alvarez Bravo.


 

Metáfora de estos tiempos.

Escrito por: Yoani Sánchez en Generación Y. Agosto 24,2007.
Esta es la historia de un edificio –modelo yugoslavo- que fue construido en los años 80 por ilusionados microbrigadistas. Estrenaron sus casas y con ellas un montón de nuevas experiencias que le cuelgan al hecho de tener un techo propio (muy pocos de la "Generación Y" hemos experimentado tal sensación). Aquellos constructores improvisados tuvieron que trabajar entre cuatro y siete años para tener su apartamento y posteriormente pagar una cuota, que al cabo de veinte años, les dio la posibilidad de un título de propiedad.

Confieso, sin ningún rubor, mi devoción por esta cubanita, paradigma de quien sienta la necesidad de expresar lo que le atore la caja del cuerpo. Me embelesan sus posts por el estilo sencillo, directo, y a la vez cargado de sapiencia. Mientras aprendo, disfruto de su mágica manera de decir las cosas.

Su visión de nuestra realidad puede calificarse de fotográfica y precisa.

Un solo detalle se le escapó a Yoani en éste párrafo: cuando dice que (a los microbrigadistas) les dio la posibilidad de un título de propiedad.

Consciente de que tantas personas leen sus posts alrededor del mundo, creo necesario aclararle a quien leyera mis intrascendentes líneas, que esta expresión suya podría dar una imagen irreal de lo que significa en Cuba un título de propiedad.

Específicamente, el famoso Titulo de Propiedad de la Vivienda es otra de las farsas legales con que las autoridades manipulan la opinión pública.

En nuestro país existe un único propietario: el estado. O lo que es lo mismo: los Castros.

Ningún ciudadano cubano puede disponer de ninguna de sus "propiedades". Y mucho menos, inmuebles.

El derecho a la propiedad está contemplado en las leyes, pero éstas en Cuba no tienen validez alguna. Acá lo que más abunda son las leyes, pero a su vez, lo que más escasea es la voluntad de observarlas.

Hablar de propiedad en nuestro país es una irreverencia al significado universal del término.


 


 

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