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sábado, 24 de octubre de 2009

¿Órgano represivo o vulgares oportunistas?

Foto por Roberto Guerra

Por Alex Eduardo P de la Cruz, estudiante de la Universidad de la Habana, colaborador de Hablemos Press.


La Habana, 20 de octubre/ Uniformes azules con gente dentro, así reza el estribillo de una canción de los aldeanos, un grupo de raperos valientes que se enfrentan al régimen con sus canciones de protesta, canciones que hacen meditar hasta al más acérrimo defensor del sistema.

Ahora bien, esta gente dentro de los uniformes tiene que cumplir ciertos requisitos para integrar las filas de la PNR, (Personas No Racionales), además de este requisito fundamental existen otros como: 4to grado de escolaridad, tener como mínimo dos neuronas, no ser de La Habana, y como último requisito indispensable, saber decir cané de identidad o algo que se asemeje (requisitos en forma de parodia).

Como vemos, no son tantos los impedimentos para que alguien que vista de azul gane sueldos mayores a los de alguien que vista de blanco, como un cirujano cardiovascular, no obstante estos personajes hacen maravillas para aumentar mucho más sus salarios, a continuación les relato un suceso que este humilde servidor ha conocido de la boca de una víctima.

Según un buen amigo mío cuyo alias es potaje, carpintero de profesión, pero devenido en "luchador" (persona que expende cualquier mercadería con la que se pueda lucrar), según el diccionario callejero. Una mañana de domingo, volviendo de La Habana Vieja, con rumbo San Leopoldo, este "luchador" cargaba una mochila marca Taba con 15 latas de carne prensada, las cuales iba vendiendo por el camino al precio de 1 cuc, al doblar en una esquina para tomar otra calle de cuyo nombre no quiere acordarse lo detuvo un policía, sin dar el buenos días y después de exigirle ladrando el carné de "ida", registró la mochila en la que quedaban 12 de las sospechosas latas de carne, acto seguido se echa la mochila al hombro y le dice que tiene que acompañarlo a la "unida" y que se vaya preparando, pues son 1500 pesos de multa por acaparamiento, y además, venta ilegal de mercancías. Mi socio potaje después del mucho justificar, resoplar y reclamar, no le quedó más remedio que acompañarlo hasta la dichosa "unida" sin quitarle la vista a la mochila que ahora colgaba en la espalda de su captor, unas cuadras más adelante todo parece cambiar por obra y gracia de la providencia divina, de pronto un milagro sucede dentro de la cabeza del oficial, "se registra una actividad cerebral por primera vez en el día", y aquí es donde empiezan a interactuar las dos solitarias neuronas dentro de la masa encefálica, y como consecuencia de esto surge un pensamiento que empieza a desarrollarse y se convierte en una idea que se ejecuta en un plan de dos fases, fase #1, el uniformado le devuelve el carné a potaje y este por su puesto se extraña un poco, a lo que el policía responde, "para que no se me vaya a perder mejor llévalo tú". Fase #2, según la víctima, unos segundos después el policía lo miró fijo y le dijo sin titubeos que si a él, o sea a mi amigo, le daba por mandarse a correr el no podría alcanzarlo pues padecía de dolores de una hernia que le impedían correr, claro está que a buen entendedor…

Mi querido socio potaje, se la llevó en el aire y comenzó una esprintada de dos o tres cuadras cronometrando un tiempaso que dejaría boquiabierto al mismísimo Usain Bolt. Unos minutos después ya estaba en su casa, algo molesto y maldiciendo a aquel que se había quedado con su mercancía, pero un poco agradecido que el asunto no hubiera pasado a más.

Después de que me relatara el incidente, le pregunté por qué no asumió una posición más decorosa, entonces me miró de arriba hasta abajo, y me contestó que ya las latas de carne estaban perdidas de cualquier manera, y que si no hacía lo que el policía le sugirió tan sutilmente, este como venganza, se aseguraría de que lo procesaran con todo el rigor, sin olvidar la multa de 1500 pesos, "era más conveniente correr", me dijo medio abochornado pero en el fondo feliz de haberse librado de un mal rato.

Como vemos, estos uniformados, escasos de neuronas, sin muchos conocimientos y algo torpes al hablar, se las arreglan muy bien a la hora de sacar provecho de su posición, entonces, ¿qué podríamos esperar de aquellos que ocupan los altos cargos en la elite del poder?, ésta pregunta dejaré que la conteste usando su fértil imaginación, solo queda decir después de conocer este incidente, como muchísimos otros menos pintorescos y sí bastante tristes, que aunque muchos policías actúan como este, tenemos que reconocer que también hay gente honrada dentro de las filas de este órgano represivo, pero son los menos, y por lo tanto, estos pocos no pueden alterar la mala fama que precede a estos uniformes azules con gente dentro.

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